¿Qué es lo primero que piensas cuando escuchas la palabra «branding»? Probablemente logos brillantes, tipografías elegantes y colores perfectamente escogidos. Pero, ¿sabías que las primeras marcas no tenían nada que ver con marketing digital, y todo que ver con vacas? 🐄
Sí, así como lo lees. El branding que conocemos hoy tiene sus raíces en algo mucho más básico (y ligeramente más rústico): el arte de marcar ganado. Porque cuando los vaqueros del viejo oeste querían que todos supieran a quién pertenecían esas vacas, no crearon un logo minimalista. ¡No, señor! Ellos usaron hierros al rojo vivo y ¡zas!, un símbolo en el costado de cada animal para dejar claro de quién eran esos lomos con patas.
Una historia con… mucho fuego
El término «branding» proviene del nórdico antiguo «brandr», que significa literalmente «quemar». (Ya vamos viendo hacia dónde va esto, ¿verdad?). Esta práctica de marcar animales con un símbolo fue una de las primeras formas de lo que hoy llamamos identidad visual.
Durante siglos, los ganaderos utilizaban hierros calientes para marcar a su ganado con un símbolo único que representaba su propiedad. Aparte de ser una forma muy práctica de evitar «robos de inventario» (que en ese tiempo, como te imaginarás, era bastante común), estas marcas se convirtieron en un sello de calidad. Si alguien veía tu ganado con una marca particular, sabían de inmediato de dónde venía, y si tus vacas eran conocidas por su calidad, ¡esa marca se asociaba con prestigio!
Esto es el primer ejemplo de cómo una marca puede ser un símbolo de confianza. Hoy en día, no quemamos animales (gracias al cielo), pero el concepto sigue siendo el mismo: las marcas representan algo más allá de su símbolo. Representan calidad, reputación y confianza.
¿Y cómo llegamos al branding moderno?
Ahora, podrías estar pensando: «Vale, ¿pero cómo pasamos de marcar vacas a Nike, Apple y Coca-Cola?».
La evolución fue un poco lenta, pero si miramos a las marcas comerciales de hoy, el concepto sigue siendo el mismo: las empresas usan símbolos o logos que representan quiénes son, qué ofrecen y qué valores defienden. Una buena marca es mucho más que un logo bonito; es una promesa. Cuando ves el swoosh de Nike, sabes que estás comprando algo que representa esfuerzo, éxito y, por supuesto, mucha actitud deportiva.
De hecho, uno de los libros más influyentes en este campo, «Building Strong Brands» de David A. Aaker, menciona que una marca es mucho más que una identidad visual. Es la percepción que se tiene sobre ti en el mercado. Lo mismo que los vaqueros querían proyectar cuando su ganado estaba marcado con un símbolo inconfundible: «Estas vacas son mías y, por cierto, son las mejores del condado».
Las marcas hoy: De vacas a consumidores digitales
Lo fascinante del branding es que el concepto ha evolucionado con la sociedad. Pasamos de marcar vacas para definir propiedad, a crear marcas que definan emociones, aspiraciones y experiencias. Y mientras las vacas solo podían ser reconocidas por los vaqueros locales, hoy en día una marca puede ser reconocida por millones de personas en todo el mundo.
Un ejemplo interesante de branding moderno es Apple. ¿Te has preguntado alguna vez por qué la marca Apple no es solo famosa por sus productos, sino por lo que representa? Apple se ha posicionado como una marca que va más allá de la tecnología; representa innovación, creatividad y, lo más importante, una comunidad global que valora el «pensar diferente». Si nos remontamos a nuestro ejemplo de las vacas, Apple es como ese ganadero que no solo tiene las mejores vacas, sino que también las vende en la feria más importante del país, y todo el mundo sabe que son las mejores.
Otro caso interesante es el de Coca-Cola, cuya identidad de marca ha evolucionado a lo largo de más de 130 años. Lo que comenzó como un producto (la famosa receta secreta) se ha transformado en una de las marcas más queridas a nivel mundial, gracias a la asociación emocional que ha construido con conceptos como la felicidad, la amistad y los momentos especiales. Si Coca-Cola fuera una vaca (sí, aquí vamos de nuevo con las vacas), probablemente sería esa vaca que todo el mundo quiere llevar a casa para disfrutar en una tarde de verano. 🥤🐮
Lecciones de branding que puedes aprender de las vacas (en serio)
Aunque el branding moderno está lleno de tecnología, storytelling y estrategias digitales, hay algunas lecciones básicas que podemos aprender de los orígenes más humildes del concepto:
1️⃣ Haz que tu marca sea fácil de reconocer: Si los ganaderos del viejo oeste tenían que marcar a cientos de vacas, ¡tú puedes asegurarte de que tu logo y mensaje sean igualmente reconocibles! Los clientes deberían saber quién eres con solo ver tu símbolo o escuchar tu nombre.
2️⃣ Tu marca es tu reputación: Así como los ganaderos se enorgullecían de la calidad de su ganado, tu marca debe reflejar lo mejor de lo que ofreces. Cada interacción que alguien tenga con tu marca debe reforzar lo que representas.
3️⃣ Construye confianza y fidelidad: Las marcas de ganado no solo identificaban propiedad, sino también calidad. Si tus vacas eran famosas por ser robustas y saludables, esa marca se volvía sinónimo de excelencia. Hoy en día, tu branding debería hacer lo mismo con tus productos o servicios.
De hierros calientes a logotipos minimalistas
Así que la próxima vez que pienses en branding, recuerda que todo comenzó de una forma muy sencilla (y bastante ardiente). Desde vacas marcadas con hierros calientes hasta el swoosh de Nike o la manzana mordida de Apple, el concepto sigue siendo el mismo: una marca es una promesa, una representación de calidad y, sobre todo, una herramienta de confianza.
Ahora que conoces los orígenes del branding, quizás te veas tentado a considerar tus productos o servicios como ese «ganado» que quieres destacar entre la multitud. No necesitas un hierro caliente, solo un buen logo, una estrategia clara y, por supuesto, un compromiso con lo que tu marca promete.
¿Ya te conté que en ANDA agencia hacemos un rebranding poderoso? Si te sonó, pregúntame. ¡Abrazo de vaca! 🐄